miércoles, 3 de junio de 2015

La Clave Para Ganar Cuando No Eres el Mejor

Al Ries y Jack Trout, dos de los más reconocidos consultores en marketing del mundo, dictaminaron allá por 1993 las 22 leyes inmutables del marketing en su libro más famoso.

Si te lees el libro, verás que la primera ley tiene, de hecho, más sentido en la vida que en el mundo empresarial. Si me preguntases cuáles son los secretos para lograr lo que te propongas en tu vida, te respondería diciendo que la perseverancia y la primera ley del marketing. En la mayoría de ocasiones esta regla es lo que separa el éxito del fracaso.



La primera ley del marketing

La ley es simple: más vale ser el primero que ser el mejor.

Si eres el primero en crear y vender una nueva categoría de productos, por mucho que al cabo de un tiempo aparezcan productos mejores que el tuyo, probablemente la gente ya habrá asociado esa categoría con tu marca. Coca-cola, Kleenex, Gillette, iPad… Todas ellas son ejemplos de marcas pioneras.

La importancia de ser el primero en la vida

Pues bien, no sólo en marketing gobierna este principio. Te pondré tres ejemplos de por qué deberías tener más presente esta ley en tu vida e intentar ser el primero en varias situaciones.

Siempre recordaré cómo conseguí mi primer trabajo en una pequeña consultora de marketing. No me dieron el puesto porque fuera el mejor de los candidatos: me lo dieron porque fui el primero. Ya no entrevistaron a más.


Si quieres intentar seducir a alguien en un pub o discoteca, más vale ser el primero que ser el mejor. Ten por seguro que habrá hombres o mujeres más atractivos, ricos y con mejores habilidades sociales que tú en ese sitio. Pero si eres el primero que se acerca a hablar quizás esa persona a la que quieres seducir no los conozca jamás.


Incluso entre hermanos parece que también es mejor ser el primero que el mejor. Varios estudios realizados por psicologos indican que hay una preferencia inconsciente de los padres hacia el hijo mayor, y existe mucha literatura científica que apunta a que el orden de nacimiento influye en la relación con los padres.

Más ventajas de ser el primero

Un estudio de las universidades de Berkeley y Harvard pone de manifiesto un singular hecho: los humanos solemos tener una preferencia inherente por la primera elección que vemos. A este fenómeno se le llama el efecto de primacía. Lo realizaron mostrando fotos de personas a los participantes.

En el modelo de evaluación racional no se detectaron diferencias, pero con un test de asociación implícita (que valora preferencias subconscientes) se observó una clara preferencia por la primera persona que habían visto.

En otro experimento, cuando a los participantes se les dio tiempo para elegir entre dos marcas parecidas de chicle, la elección fue bastante pareja. Pero cuando se les obligó a decidir rápido el 62% eligió el primer producto que había visto.

Es cierto que cuanto más tiempo tengas para tomar la decisión, menos te afectará el efecto de primacía. Aún así es importante tenerlo en cuenta ya que en más de una ocasión puede modificar inconscientemente nuestras elecciones. 



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