Los
problemas psicológicos consisten en comportamientos inadecuados que la persona
emite en un entorno determinado, los cuales impiden a la persona adaptarse a
dicho entorno.
Cuando
decimos que una persona presenta un problema no implica en absoluto que lo
“tenga” como quien tiene una enfermedad o una lesión física, por ello el empleo
del concepto de “enfermedad” y del modelo bio-médico en el ámbito de los
trastornos psicológicos no es adecuado.
En
psicología un diagnóstico no supone que la persona deba recibir un tratamiento
determinado que será el mismo para todas las personas que presenten dicho
trastorno. Que una persona padezca, por ejemplo, depresión no nos dice nada
acerca de por qué la está padeciendo ni de qué hay que hacer para resolver su
problema. Lo importante es identificar la forma en que esa persona en concreto
se está relacionando con el entorno en que se presenta el problema, es decir,
su comportamiento.
El
tratamiento de una “depresión” será muy diferente si la persona la padece a
consecuencia de la pérdida de un ser querido, porque se percibe a sí misma
incapacitada para llevar a cabo su trabajo o porque presenta dificultades para
relacionarse con los demás. Cada problema es único y también lo es cada
tratamiento. Podemos nombrar, como principales problemas psicológicos que
afectan a la población los siguientes:
Trastorno depresivo:
Supone
importantes cambios en la manera de pensar, de sentir y de comportarse.
Se
caracteriza por:
estado de ánimo deprimido
pérdida del disfrute y del interés
una forma de pensar negativa acerca de la
propia persona, de los demás, del pasado y del futuro
pensamientos recurrentes de muerte o ideación
suicida
se dejan de realizar actividades placenteras
y/o obligatorias
Trastorno bipolar:
Se
caracteriza por estados de ánimo cambiantes entre dos polos opuestos,
alternándose períodos maníacos (excesiva euforia) y depresivos.
Es
un trastorno biomédico.
Requiere
tratamiento psicofarmacológico.
Hipocondría:
Se
trata de un miedo irracional y convicción de padecer una grave enfermedad que
no ha podido ser diagnosticada por los médicos.
Suelen
autoobservarse y quejarse con frecuencia.
Visitan
a menudo a médicos y acuden a los servicios de urgencias.
Se
muestran muy preocupados por su salud.
Trastornos del sueño:
Cuando
los problemas de sueño se producen con frecuencia y de manera persistente,
pueden repercutir de manera negativa en nuestra vida, tanto en el descanso como
en el funcionamiento cotidiano.
Con
ayuda de Psicólogos para enfrentar
estos trastornos, se busca mejorar tanto la calidad como la cantidad de sueño.
Puede
aparece junto a otro problema más grave como la depresión o algún trastornos de
ansiedad, en cuyo caso, la intervención normalmente comienza por resolver el
problema de sueño, ya que así se consigue una mejoría rápida y se facilita la
intervención sobre otros tipos de problemas relacionados.
Adicciones:
Cuando
se habla de drogodependencia, hablamos de un consumo periódico de una
sustancia. Este consumo se caracteriza por:
Un deseo dominante para continuar tomando
dicha droga y obtenerla por cualquier medio.
Tendencia a aumentar la dosis.
Se produce una dependencia física y
generalmente psíquica, apareciendo síndrome de abstinencia cuando se retira el
consumo.
Tiene efectos negativos para la persona que
consume la droga y para su entorno.
Sin
embargo, también podemos referirnos a las llamadas “adicciones sin drogas”, en
las que no existen sustancias cuya química esté directamente relacionada con el
abuso y dependencia. Una adicción sin sustancias prototípica en nuestra cultura
es el juego patológico, caracterizado por una incapacidad reconocida para
resistir el impulso de jugar, además del incremento de tensión previa al
momento del juego, seguido del alivio y placer asociados una vez la persona
comienza a jugar.
Baja autoestima:
La
autoestima está muy relacionada con la satisfacción que una persona tiene con
respecto a sí misma y a su vida. Una persona con baja autoestima difícilmente
se sentirá satisfecha y se sentirá incapaz de conseguir aquellos objetivos que
la llevarían a sentirse a gusto con ella misma. Este trastorno suele
manifestarse por:
autocrítica constante de la persona a sí
misma.
sentimientos de inferioridad.
predicciones de fracaso.
alta frustración ante errores.
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